Hamilton: tras los pasos de Senna.
Cuando Hamilton fue presentado oficialmente en 2007 como compañero de Fernando Alonso, los reflectores se encontraban sobre el asturiano como la gran contratación de McLaren y el qué los podría regresar a la gloria después de no haber logrado título alguno desde que en 1999 Mika Hakkinen lograra su bicampeonato. Y era natural que así fuera pues Alonso traía como carta de presentación el bicampeonato obtenido con Renault en 2005-2006 y ya era considerado el mejor piloto de la F1 para esos momentos que acababa de perder a Schumacher tras su primer retiro.
Así pues, durante la presentación, el joven Hamilton parecía meramente anecdótico y un escudero para los intereses del español que buscaba entrar al club de los tricampeones de la Fórmula Uno. Hamilton era más reconocido como el protegido de Ron Dennis que por sus resultados previos a su llegada a F1 donde fue campeón en la Fórmula Renault Británica (2003), en la Fórmula 3 Europea (2005) y en la GP2 Series (2006) por lo que el guion indicaba que debía estar más que feliz por compartir el escenario de ese 16 de enero de 2007.
En ese 2007, Hamilton impuso su paso con un gran auto y podría haberse convertido en campeón mundial si no hubiera cometido un par de errores en las carreras finales de la temporada en una campaña que será recordada por la batalla interna de McLaren que capitalizó Kimi Raikkonen en su Ferrari. 2008 sería la consolidación de lo logrado y por fin podría proclamarse campeón del mundo, respaldando la confianza que Ron Dennis le había otorgado cuando permitió que Fernando Alonso emigrara de regreso a Renault, pero a partir de ese momento, el viento no fue tan favorable para el equipo de Woking y, consecuentemente, para Lewis que en 2010 compartió garaje con el recién coronado Jenson Button y para 2012 era notorio que Hamilton necesitaba dejar el equipo que lo vio crecer para emprender nuevos proyectos. Aunado a ello, Ron Dennis ya no figuraba como Director del equipo de Fórmula 1 (puesto que había sido ocupado por Martin Whitmarsh desde 2009) y en 2013 Lewis Hamilton decidió emigrar a Mercedes Benz donde Schumacher dejaba su asiento vacante por segunda ocasión.
La decisión de Lewis para la campaña 2013 no era pensando en su debut con Mercedes, que hasta el momento había tenido un pésimo regreso a la F1 y no era muy competitivo. No, Lewis lo hizo pensando en 2014 cuando los nuevos motores de 1.6 litros y V6 serían introducidos y donde podría tener ventaja en un equipo que no depende de otros al ser constructor de autos y motores. Lewis lo hizo tomando en cuenta que Nico Rosberg era un viejo conocido al cual podía vencer y que la nueva situación podría ser la motivación que faltaba para retomar el rumbo hacia su objetivo de emular a su ídolo Aytron Senna.
Ocho temporadas después, Hamilton es ya una estrella de la máxima categoría que ha eclipsado al mismo Alonso que se encontraba parado a su lado en aquella presentación de 2007. El inglés se presenta como bicampeón tras su título de 2014 y parece más cercano a alcanzar a su ídolo Ayrton Senna en la cuenta de trofeos de campeón que el asturiano que ha vivido un viacrucis desde aquel día en que se presentaban como compañeros de escudería.
Hamilton ha cambiado drásticamente en todos los aspectos. Desde su look hasta su forma de manejo, el británico se ha transformado para convertirse en un protagonista del mundo de la Fórmula Uno y un piloto que ha escalado hacia ser considerado uno de los mejores del nuevo milenio[1]. Se ha convertido de un piloto con demasiado ímpetu en uno mesurado que sabe cuándo debe manejar en su estilo característico y cuándo en uno más conservador; ha dejado de ser el devorador de neumáticos pero también ha dejado de ser el más rápido ya que en esta temporada fue ampliamente batido los sábados por Rosberg, después de que en sus primero tres años ganara 17 de 52 posiciones de privilegio que disputó (el que más en ese periodo 2007-2009).
Para 2015, Hamilton es el piloto a vencer sin duda alguna pero, mientras tanto, el inglés de Mercedes estará buscando igualar los pasos de su ídolo brasileño y convertirse en el décimo tricampeón de la historia. Claro está que si es capaz de lograrlo, ello no significará que ha alcanzado al astro brasileño, simplemente que la meta trazada por el británico la ha podido cumplir.
© CAJR /2015
[1] Rápidamente, en el nuevo milenio, tendríamos a Alonso, Vettel, Raikkonen y Hamilton como los mejores talentos en este nuevo milenio, con Alonso más respaldado por sus grandes actuaciones mientras que Vettel tendría a su favor los títulos y Hamilton rebasando a Raikkonen como mejor piloto tras la campaña 2014. Sin embargo, ¿meteríamos a Schumacher? Un tipo que representa la década de los 90’s tras la muerte de Senna, pero que sus grandes éxitos fueron al principio del milenio con el resurgimiento de Ferrari y representa una generación totalmente distinta a los cuatro antes mencionados pero que traslapó su carrera con la mayoría de ellos aunque en circunstancias totalmente distintas y solamente con Alonso y Raikkonen podría haber una ligera comparación pues los años de Mercedes (en que coincidió con Hamilton y Vettel) simplemente no representan al alemán. Veredicto, si estamos hablando de los mejores del nuevo Milenio, el Schumacher de 2000 a 2006 definitivamente es el papá de Alonso, Vettel, Raikkonen y Hamilton.